Triumph Scrambler

Triumph es una marca diferente con una gama clásica y otra deportiva, nuestra protagonista de hoy es una Trail con diseño clásico pero con base moderna.

La Scrambler es por concepto una moto todo terreno, pero a la vieja usanza, nada que ver con las motos de Cross o enduro actuales, más bien tiene un parecido a las Trails Asfálticas actuales, motos cómodas, con unos recorridos de suspensiones mayores que otros modelos y que son unas buenas viajeras. La Triumph tiene todas estas virtudes junto a la de una imagen clásica y una altura de asiento muy inferior, lo que redunda en una mayor facilidad para llegar con los pies al suelo y por lo tanto una mejor movilidad ciudadana.

Equipada con un bicilíndrico de 900 centímetros cúbicos,  refrigerado por aire y 56 cv. es un portento de bajos y finura, con par en todo el rango de revoluciones. La verdad es que con su reserva de potencia con tres marchas tendría suficiente, ya que la quinta velocidad es una chica para todo, desde tan solo 50 Km/hora empuja sin tregua. No es una moto rabiosa, ni mucho menos deportiva, su posición de conducción bastante erguida, lo que permite que para viajes tranquilos, entrar en la ciudad,.. sea muy cómoda para piloto y acompañante.

El motor de concepción clásica se beneficia de los avances de la tecnología moderna, como son la inyección electrónica y el encendido electrónico. En triumph han querido mantener el starter manual, pero en cambio el grifo de reserva se ha sustituido por una luz indicadora en su minimalista tablier.

Como relojes la moto monta sólo el velocímetro con chivatos de luces, punto muerto y reserva, nada más, lo justo y necesario.

El asiento es plano, lo que conlleva que la postura del acompañante sea recta, y se agradecerían unas agarraderas para él.

En Ciudad tenemos la ventaja de llegar perfectamente al suelo, y sólo debemos estar al tanto de que al arrancar no lo hagamos muy bruscamente, ya que nuestro acompañante puede quedarse sentado en el suelo. Por lo demás se comporta de maravilla entre los coches, y es muy cómoda. Su único pero es el tubo de escape muy elevado que empieza a coger temperatura y se vuelve un poco incomodo. Este detalle es normal en las motos de gran cilindrada.

En parado los 205 kg de la moto pasan factura, unidos a la inexistencia de algo para agarrar la moto por la parte trasera. Es una moto poco manejable en parado, suponemos que hay que coger el tranquillo.

En carretera de curvas es simplemente perfecta, muy estable, frena muy bien y su manillar ancho nos permite un buen control de la moto. Es sorprendente lo bien que enlaza las curvas teniendo en cuenta que el concepto de moto tiene sus años, pero se comporta mejor que muchas Naked actuales.

En campo, más bien en pistas en buen estado, sus suspensiones tirando a duras no dan mucho juego pero es posible hacer excursiones largas sin apuros.

En Autopista la falta de protección frontal se nota a poco que superemos los 140, pero la verdad es que entre 120 y 140 la Scrambler es una devora kilómetros, va muy fina, suave y puedes recorrer cientos de kilómetros sin cansancio.

Su precio de 9.250 euros es un tanto elevado si nos fijamos en la prestaciones, pero el conjunto lo vale, además es una moto indestructible, fiable y diferente.